Prisión perpetua para la mujer policía que asesinó a sus dos hijos

Un Tribunal del Colegio de Jueces de la Primera Circunscripción condenó a Marina Abigail Silva a la pena de prisión perpetua por considerarla autora de dos hechos de homicidio doblemente calificado por el vínculo y por alevosía, en perjuicio de sus hijos menores de edad.

El veredicto fue dictado este miércoles por los jueces Adriana Lucero Alfonso (presidenta), Ariel Parrillis y Eugenia Zabala Chacur (vocales), tras escuchar los alegatos finales de las partes y realizar la audiencia de cesura de juicio.

En el debate oral, el Ministerio Público Fiscal estuvo representado por la Fiscal de Juicio Nº 1, Virginia Palacios. La querella fue ejercida por el abogado Esteban Bustos, mientras que la imputada fue asistida por Agustina Tobares, Defensora Adjunta de la Defensoría de Juicio Nº 2.

ALEGATOS FINALES

Durante los alegatos, la Fiscalía sostuvo que la acusada planificó el hecho y actuó durante la madrugada para evitar la intervención de terceros, cuando las víctimas se encontraban en estado de indefensión. Mencionó que la prueba recolectada —entre ellas, pericias balísticas, médico-forenses y elementos caligráficos— permitió acreditar la secuencia de los hechos y la responsabilidad penal de la acusada. Solicitó que al momento de dictar sentencia se la condenara a la pena de prisión perpetua.

Al referirse a los planteos de la defensa sobre violencia de género, la fiscal indicó que el análisis de tales circunstancias debe realizarse con responsabilidad, sobre la base de evidencia concreta. Señaló que no se acreditó un vínculo entre eventuales situaciones de violencia y la decisión homicida, y sostuvo que la perspectiva de género no puede ser entendida como una eximente automática de responsabilidad penal, sino como una herramienta para evitar estereotipos y ponderar vulnerabilidades comprobadas.

Por su parte, la querella acompañó la postura del Ministerio Público Fiscal, sostuvo que el debate demostró la alevosía y la plena conciencia de la imputada y pidió una sanción acorde a la gravedad del hecho.

La defensa solicitó que el Tribunal valorara la historia vital de la imputada desde una perspectiva de género, considerando su contexto personal, familiar y económico. Mencionó episodios de violencia en relaciones previas y una situación de endeudamiento que, según su planteo, habrían afectado su estabilidad emocional. También cuestionó la aplicación simultánea de los agravantes de alevosía y uso de arma de fuego.

En su exposición, la defensora pidió que el Tribunal no reduzca el análisis de la imputada a la escena del hecho, sino que contemple su historia personal marcada por dificultades, sometimiento y soledad. Expresó que comprender ese recorrido vital permitiría interpretar de manera más amplia las circunstancias que rodearon el caso.

AUDIENCIA DE CESURA

Luego de leer el veredicto en la que se la declaró culpable del hecho, el Tribunal dio inmediato inicio a la cesura de juicio:

La audiencia de cesura es la etapa posterior al veredicto de culpabilidad, en la que el Tribunal, con intervención de las partes, fija la pena considerando las circunstancias personales, sociales y jurídicas del hecho y de la persona imputada.

Durante esta instancia, la Fiscalía de Juicio mantuvo el pedido de prisión perpetua, argumentando que la figura penal aplicada prevé expresamente esa sanción. Sostuvo que las posibles objeciones sobre la constitucionalidad de la pena deben analizarse en la etapa de ejecución y recordó que los Tratados Internacionales contemplan mecanismos de revisión que la vuelven compatible con el sistema de derechos humanos.

Por su parte, la Defensoría de Juicio reiteró la necesidad de que se valoren las condiciones personales de la imputada. Planteó que, sin cuestionar la pena perpetua en sí, debería garantizarse el acceso a los beneficios de progresividad previstos por la Ley o, de manera subsidiaria, fijarse un plazo concreto para su revisión conforme los estándares internacionales sobre derechos humanos.

LOS HECHOS

Durante el juicio oral se pudo determinar que el doble homicidio ocurrió entre las 5:30 y 6:30 de la mañana del 01 de octubre de 2024, mientras los niños dormían en una cama matrimonial. Según las autopsias, cada niño recibió dos disparos: uno en el pecho, a la altura del corazón, y otro en la cabeza, a escasos centímetros de la oreja, lo que les provocó la muerte inmediata.

Luego de consumar el crimen, la acusada dejó una carta de despedida en la que mencionaba sus deudas, pidió perdón a su familia y afirmó que no quería que sus hijos “fueran una carga”. Además, colocó dos carteles de advertencia: en la puerta principal escribió “Llamá a la Policía, no entres”, y en la trasera, “no entres”, ambos firmados de su puño y letra.

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